En Argentina causa conmoción el caso de un hombre acusado de haber violado durante más de 20 años a su hija, con quien habría engendrado siete niños.
La noticia salió a la luz luego de que la presunta víctima denunciara a su padre, Armando Lucero, a quien los medios han apodado "El Chacal" o "El monstruo de Mendoza", por la provincia del oeste del país de donde es originario.
El caso automáticamente generó comparaciones con la historia de Josef Fritzl, el austríaco condenado hace dos meses a cadena perpetua por haber encerrado y violado por más de dos décadas a su hija, con quien tuvo siete niños.
Lucero, de 65 años, se negó a declarar este lunes tras ser detenido por las autoridades. Sin embargo, según la prensa local, en medio del acoso periodístico fuera del Palacio de Tribunales de Mendoza habría balbuceado: "Me arrepiento... me equivoqué en todo".
El fiscal de la causa, Marcelo Gutiérrez del Barrio, informó que Lucero enfrenta cargos por el delito de "abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo en un número indeterminado de hechos".
El funcionario dijo que ya fueron ordenadas las pruebas de ADN para determinar la paternidad de los hijos de la presunta víctima, Paola, de 35 años, quien -a diferencia del caso Fritzl- no habría sido privada de su libertad por su padre.
Las autoridades de la provincia de Mendoza, donde reside la familia Lucero, tomaron conocimiento del caso luego de que el hermano de la supuesta víctima acudió a la legislatura provincial, tras fracasar en sus intentos de denunciar a su padre ante la Justicia.
Según Gutiérrez del Barrio, se está investigando si dos hermanas de Paola también sufrieron abusos por parte del padre.
¿Encubrimiento?
Una de las cosas que más conmueve a la opinión pública es el papel que jugó la madre de la presunta víctima, una mujer de 56 años que trabaja como oficial de Justicia y comparte el hogar con su marido, su hija y sus siete nietos.
El fiscal informó que la mujer declaró en la causa "como testigo", pero no dio detalles de lo que dijo. Tampoco descartó que se investigue su posible complicidad en los hechos.
Pero más allá de lo judicial, muchos argentinos se mostraron horrorizados por la aparente pasividad de la mujer.
Según el psicólogo Jorge Tarela, que ha trabajado con casos de incesto, el papel de la madre es clave a la hora de entender este proceso.
"El abandono de la madre hacia su hija es una condición necesaria para que ocurra el incesto", dijo Tarela.
Según el experto, en la mayoría de los casos las madres de las víctimas niegan la existencia del abuso y apoyan al victimario.
Terror
Muchos se preguntan por qué la presunta víctima no huyó de la casa de su padre o denunció a quien le hacía daño, si tenía libertad de movimiento.
"La persona abusada tiene terror", explicó el licenciado Tarela. "Queda detenida, congelada, no puede hacer nada. Es un pánico inmovilizante", describió.
También -dijo- es normal que exista un "contrato firme" entre los miembros de la familia para no divulgar lo que está ocurriendo en el seno del hogar.
Sin embargo, el experto aclaró que lo común es que no exista una concepción de "víctima y victimario" en casos de incesto, ya que los involucrados lo toman como parte de su vida y no asumen ese tipo de papeles, que sí les da la sociedad.
En cuanto a los vecinos, Tarela consideró que es frecuente que la comunidad que rodea a esa familia observe un comportamiento poco normal, pero -si no hay violencia física- muchas veces "no le alcanza para hacer algo al respecto".
"El incesto es mucho más común de lo que pensamos", concluyó el especialista, que menciona algunas culturas en las que es aceptado que la figura paterna -ya sea el abuelo o el padre- "desflore" a las niñas de su familia.
Hace pocas semanas, un caso de este tipo sacudió a Colombia, donde el campesino Arcedio Álvarez fue acusado de haber embarazado en 14 oportunidades a su hija, Alba Nidia Álvarez, quien dio a luz a ocho hijos.
1 comentario:
Estos casos son de lo más repudiable, no concibo como una madre puede callar los maltratos físicos y mucho menos sexuales, hacia sus hijas, peor viniendo del propio padre. Es por demás execrable este hecho.
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